El horario es de lunes a viernes de 10:00 a 13:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas.
El precio por sesión de terapia individual es de 70€ (50-60 minutos de duración).
La forma de pago es en efectivo.
Por razones de organización y funcionamiento, si la persona no asiste a su cita, y no ha avisado con 24 horas de antelación, tendrá que pagar el 50% del coste de la sesión. No habrá cargo si hay un problema de salud o una emergencia que le impide asistir.
La psicología es la ciencia que estudia la conducta de las personas y sus procesos mentales, y abarca todos los aspectos del comportamiento humano.
Existen distintas escuelas o teorías dentro de la psicología que enfocan sus esfuerzos en distintos aspectos de ésta: Cognitivo-Conductual, Psicodinámica, Humanista, etc.
La psicología desarrolla métodos efectivos acerca de cómo pueden cambiar las personas su comportamiento si lo desean, ayudándoles a reducir el sufrimiento, a aprender habilidades nuevas, y a conocerse mejor a sí mismos.
Es una persona que tiene un título profesional en Psicología y que ejerce la práctica de la misma, para esto debe poseer el grado académico de Licenciado/a en Psicología y haberse colegiado en el Colegio Oficial de Psicología de la Comunidad Autónoma donde ejerce.
Los/as psicólogos/as son expertos/as del comportamiento humano, y lo estudian en sus diferentes ámbitos desde un enfoque científico; también son los/as únicos/as capacitados/as para aplicar terapia psicológica, y las distintas estrategias y técnicas que están contrastadas por la investigación; da apoyo y asesora a personas individuales, familias, grupos e instituciones.
Los/as psicólogos/as deben seguir un comportamiento ético en la práctica de su profesión (ver código deontológico).
La búsqueda de ayuda psicológica es una elección individual. En otras palabras, es la propia persona la que debe decidir si acudir o no y el momento en que hacerlo. Los/as psicólogos/as no buscamos a nuestros/as pacientes, esperamos a que la persona esté preparada para dar ese paso.
Algunas personas buscan orientarse con respecto a cambios inesperados en sus vidas (la pérdida de un ser querido, divorcio-separación, una enfermedad o problemas de relaciones interpersonales, etc.); otras acuden cuando tienen preocupaciones y problemas que provocan dolor emocional; también se suele acudir cuando se ha seguido un tratamiento con psicofármacos y los problemas persisten, se han agravado, o no se percibe efectividad por medio de estos tratamientos; mientras otras buscan un proceso de autoexploración y crecimiento personal.
La psicoterapia provee apoyo, habilidades para la resolución de problemas, y mejores defensas para problemas como baja autoestima, depresión, ansiedad, ataques de pánico, estrés postraumático, miedos y fobias, adicciones, problemas interpersonales, anorexia y bulimia, obesidad, problemas de la infancia sin resolver, duelo, problemas de adaptación, estrés, etc.
A lo largo de la vida, nos enfrentamos con situaciones que nos hacen sufrir: muerte de seres queridos, enfermedades graves, hospitalizaciones, intervenciones quirúrgicas, dolor crónico, accidentes, abortos, problemas de fertilidad, víctimas de violencia (abusos sexuales, violaciones, violencia de género, mobbing, bullying, grooming, robos, crímenes, atentados), desastres naturales, separaciones y divorcios, problemas familiares, problemas laborales, etc.
Muchos de estos momentos los podemos superar solos/as, con la ayuda de la familia, la pareja, los/as amigos/as,… pero hay veces que el problema nos supera, que no somos capaces por nuestros propios medios de salir del sufrimiento. En esos momentos es muy acertado pedir ayuda psicológica, con la cual podamos adquirir nuevas alternativas, nuevas perspectivas, y que nos podría ayudar a aprender nuevos recursos y habilidades para afrontar la situación de una manera diferente.
La psicoterapia es un proceso complejo, pero sustancialmente podemos definirla como una relación de ayuda donde se crea una ambiente colaborativo y de confianza entre terapeuta y cliente, enfocado a la solución de los problemas emocionales, en que se dirige y estimula el cambio de comportamientos, pensamientos y emociones, a través del aprendizaje y práctica de diversas técnicas y procedimientos clínicos basados en la investigación científica.
Tras el primer encuentro con el psicólogo o la psicóloga se puede saber con cierta seguridad si puede ser de ayuda. Lo primero que hay que valorar es si uno se siente confiado/a con él/ella. Desde luego, esto no significa que tenga que convertirse en un/a amigo/a ni en una especie de confidente; esto no sería una relación profesional, pero es fundamental sentirse respetado en su individualidad y sus opiniones. Es importante confiar en el o la terapeuta, puesto que de no ser así, se puede tender a ocultar información importante, no implicarse lo suficiente en el proceso o abandonar prematuramente el tratamiento.
Hay varios beneficios que se pueden obtener. Muchas veces ayuda el simple hecho de hablar con alguien que tenga la habilidad de escuchar y comprender sin juzgar. El psicólogo o la psicóloga puede ofrecer una perspectiva fresca y neutral sobre un problema difícil, o ayudarle a poner las cosas en perspectiva. Mucha gente encuentra en su terapeuta un gran apoyo para el crecimiento personal, para mejorar las relaciones interpersonales, las relaciones familiares, o sencillamente para hacer los problemas de la vida más llevaderos.
Los beneficios de la terapia dependen en gran medida en cómo se implique en el proceso, y ponga en práctica lo aprendido en las sesiones. Algunos de estos beneficios pueden incluir:
- Obtener un conocimiento más profundo de su propia persona; sus metas y sus valores.
- Desarrollo de habilidades para mejorar sus relaciones interpersonales.
- Encontrar soluciones para los problemas o preocupaciones que le llevaron a buscar ayuda psicológica.
- Encontrar nuevas formas de lidiar con el estrés y la ansiedad.
- Manejo de ira, depresión y otras presiones emocionales.
- Mejora de las habilidades de comunicación (aprender cómo escuchar a los demás, y lograr que los demás lo escuchen).
- Deshacerse de hábitos no saludables (romper con viejas conductas y desarrollar nuevas).
- Descubrir nuevas formas de resolución de problemas.
- Mejorar su autoestima y su autoconfianza.
En general, si.
Sin embargo existen algunos limitantes a esta regla, como lo son:
- Consentimiento expreso del cliente.
- Cuando dicha evaluación o intervención ha sido solicitada por otra persona (Jueces y Tribunales, padres y madres, profesorado, etc).
- Violaciones de los derechos humanos, malos tratos o condiciones de reclusión crueles, inhumanas o degradantes de que sea víctima cualquier persona y de los que tuviere conocimiento el psicólogo o la psicóloga en el ejercicio de su profesión.
- Si un/una cliente tiene intención de dañarse a sí mismo/a, se hará todo lo posible para obtener su cooperación en asegurar su seguridad.
Al acudir a un profesional de la psicología, está adquiriendo un servicio profesional. Por eso conviene estar bien informado/a de una serie de cuestiones formales y de procedimiento. No tema preguntar al psicólogo/a sobre los siguientes temas, tal y como lo haría a cualquier otro/a profesional que le prestase cualquier tipo de servicio:
- Tipo de terapia y efectividad de la misma, duración aproximada, etc.
- Experiencia y formación, especialización, número de colegiado/a, etc.
- Honorarios y forma de pago.
- Periodicidad de las sesiones y duración de las mismas.
- Confidencialidad y normas deontológicas.
La primera visita sirve de toma de contacto. Como se ha indicado en otra pregunta frecuente (¿Cómo puedo saber si me puede ayudar un/una psicólogo/a?), es en esta sesión en la que sabremos si él o ella nos puede ayudar.
También, durante esta primera visita, el psicólogo o la psicóloga tomará contacto con el problema, haciéndole preguntas sobre su vida, trabajo, relaciones, etc. con el objetivo de formular una hipótesis inicial sobre las causas y las posibles soluciones.
Las siguientes sesiones se dedican a la evaluación del problema, mediante entrevistas, cuestionarios, autorregistros y otros métodos. Este proceso de evaluación suele durar entre 3 y 5 sesiones, dependiendo del problema.
Es importante tratar de ser lo mas sincero/a y objetivo/a posible, esforzarse en hacerse comprender. El psicólogo o la psicóloga irá haciendo resúmenes de la información que se le da, y a partir de estos datos diseñará las estrategias a seguir, explicando claramente la naturaleza del problema y la efectividad de los tratamientos que se van a utilizar.
Hay que destacar que la psicoterapia no consiste en únicamente hablar, sino en aprender formas efectivas de afrontar los problemas que deben ponerse en práctica entre sesiones. El psicólogo o la psicóloga dirige técnica y humanamente este proceso, pero es la persona la que lo aplica a su propia vida.
Es en esta fase en la que el psicólogo o la psicóloga enseña al cliente estrategias concretas para afrontar los problemas y superarlos, en función del tipo de problema y la evaluación realizada.
Se trata de un trabajo progresivo paso a paso en que la persona empieza a aplicar a su vida cotidiana lo que aprende en las sesiones, aunque puede ser necesaria una ayuda directa en situaciones especiales. También puede ser necesario contar con la colaboración de alguna persona próxima al cliente, como la pareja o algún familiar, siempre con el permiso expreso de éste/a. Es muy importante el esfuerzo personal y la dedicación de tiempo al trabajo terapéutico para que éste sea efectivo. La duración del tratamiento dependerá de varios factores, entre ellos: la disponibilidad del paciente, su grado de implicación en la terapia, el tipo de técnica utilizada por el terapeuta, etc.
Cuando la persona empieza a aplicar con destreza aquello que ha aprendido en diversas situaciones, y el problema va desvaneciéndose, el psicólogo o la psicóloga empezará a distanciar progresivamente las citas.
El objetivo de todo tratamiento psicológico es que la persona se convierta en su propio terapeuta y sea capaz de afrontar los problemas con éxito sin necesitar el apoyo de nadie, creando confianza en uno/a mismo/a y seguridad. Esta fase de seguimiento es útil para que la persona compruebe por sí misma que puede superar los problemas, y para resolver dudas sobre el futuro, previniendo posibles situaciones problemáticas y cómo afrontarlas. Aquí termina el tratamiento, pero el aprendizaje continúa, porque siempre van a haber oportunidades de practicar lo aprendido, y seguir madurando con la experiencia.