EMDR significa «Desensibilización y Reprocesamiento por medio del Movimiento Ocular» y es una manera de integrar o metabolizar el modo en que los malos recuerdos están almacenados en el cerebro.
Mientras vivimos, el cerebro está constantemente reuniendo, filtrando y almacenando información. La mayor parte de la información que recibe se resuelve y finalmente se integra en la corteza cerebral (está en el hemisferio izquierdo del cerebro) a medida que se procesa en la mente.
Cuando se produce un trauma, el cerebro izquierdo (lógico) se cierra y la información que emana de los sentidos es capturada por el cerebro derecho (creativo) y su peor parte (la más traumática) es almacenada en las regiones más bajas del cerebro (sistema límbico). El cuerpo/mente entra en modalidad de lucha, huida o congelamiento. Lo único que cuenta es la supervivencia.
El problema es que después que cesa la perturbación, el cerebro acarrea su recuerdo hacia el futuro. Esos recuerdos pueden ser imágenes perturbadoras, emociones desagradables, enojosas, tristes o temibles; sensaciones corporales ansiosas y pensamientos autocríticos sobre el propio yo. Están almacenados en la región del cerebro que se llama la amígdala y el hipocampo (del sistema límbico del cerebro) como recuerdos congelados y fragmentados, inmediatamente accesibles y siempre disponibles. Estos recuerdos están atascados en el cerebro límbico y no solo son muy difíciles de erradicar, sino que se activan disparándose rápidamente y reproduciéndose una y otra vez.
«Hablar sobre las experiencias» ayuda, pero muy a menudo no es suficiente. Los medicamentos, tales como antidepresivos o ansiolíticos pueden ayudarlo a sobrellevar los síntomas aunque no resuelven el problema subyacente. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser útil, pero puesto que trata principalmente con el «pensamiento a nivel del cerebro que está desactivado» y ya que la fuente del problema (la emoción almacenada) se halla debajo del nivel pensante, no es una respuesta total. Cambiar el pensamiento no cambia los sentimientos que lo impulsan, en el nivel más profundo.
Con mucha frecuencia, el resultado es cierta forma de auto desvalorización y/o autodestrucción.
Con EMDR, revisamos las perturbaciones y revivimos las imágenes, emociones, sensaciones corporales y sentimientos negativos de uno sobre los problemas. Mientras hacemos eso, también usamos estimulación bilateral (movimientos oculares, sonido o toques) para permitir que el cerebro procese los sentimientos, pensamientos y sensaciones corporales negativos almacenados. Cuando eso sucede, el cerebro encuentra un modo de poner en marcha la función de procesar que posee naturalmente y que en el pasado no pudo usar por la intensidad desmedida del hecho vivido.
En el procesamiento la experiencia desagradable se modifica, las imágenes pierden impacto, aparece disminución de las emociones negativas, relajación corporal y una comprensión distinta. Ello sucede porque la situación se integró con información adecuada.
Uno se encuentra en el proceso captando los cambios y muchas veces se asombra de lo que sucede, porque aparece el cambio sin la intención de hacerlo. La experiencia de una persona al poder expresar «Es cierto de niño no pude defenderme, pero ahora como adulto tengo opciones. No tengo que temer«, y observarse que esas palabras son sentidas como totalmente verdaderas , y que cambian los sentimientos, se relaja el cuerpo y siente que ahora si puede enfrentar la situación, es muy impactante.
¿Que pasó?… esa persona al reprocesar pudo desensibilizar los desagradables sentimientos de la experiencia y los pensamientos ahora van a estar basados en los «hechos vistos desde una perspectiva apropiada» de la situación real y no tanto en los sentimientos negativos subyacentes (como era en el pasado).
Os dejo la entrevista a Tal Croitoru, dónde explica de una forma muy clara qué es el EMDR y cómo funciona.
Fuente: http://www.emdribargentina.org/